“Cuentan que hace mucho tiempo el mar se estrelló contra las rocas de un acantilado y dejó una gota sobre ellas. La gotita, al verse fuera del agua, se sintió muy sola y empezó a llorar. Tan fuerte lloró, que una gaviota que volaba cerca tuvo que descender para ver qué le pasaba.
- ¡No puedo volver al mar! - dijo la gotita.
Extrañada, la gaviota le preguntó: - Cuando estabas en el mar ¿eras solo una gota?
La pequeña se quedó pensando y finalmente respondió que no, que cuando estaba en el mar, era mar porque estaba hecha de agua. - Entonces – continuó la gaviota - ¿Ya no estás hecha de agua?
- ¡Sí! – Insistió la gotita – Pero no estoy en el mar.
– Si dices que estás hecha de agua ¿no está el mar dentro de ti, además de estar fuera? - Preguntó la gaviota.
Entonces la gotita secó sus lágrimas, reflexionó y se sentó tranquilamente sobre la roca dispuesta a contemplar el océano dentro y fuera de ella.
Ahora no se reconocía como una gota... era un trocito de mar que había salido de paseo por la orilla. Al cabo de unas horas, el sol del mediodía se posó sobre su cuerpo y lo evaporó. Pero la gotita, que se había convertido en nube, no se olvidó de que en realidad era un trocito de mar que ahora podía pasear por el cielo.
Luego hizo un poco de frío y la nube se condensó, convirtiéndose de nuevo en gota, que cayó como lluvia en el mar, volviendo de nuevo a su origen feliz y contenta.
Y fue así como la gotita descubrió que a veces el mar sale a pasear por el mundo para refrescar la orilla, para dar de beber a los seres, para regar los campos o para limpiar las ciudades.
Y a partir de entonces, por muchas tareas que realizara, por muchas veces que se evaporara y se condensara, por muchos lugares adonde viajara, ya jamás se olvidó de que el mar estaba en su esencia, y de que, al final de su camino, siempre volvería de regreso a Él.
Extracto del libro "50 Cuentos Universales para Sanar tu Vida".
Ediciones Cydonia. Formato físico y digital.
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