¿Que no hay hombres buenos?
los hay, los he visto…
son mucho más que morales y correctos,
caminan sin muletas, abriendo senderos entre estigmas
y el “deber ser”.
Vienen cargando facturas de platos que no rompieron,
saliendo de moldes nefastos
pero renunciando a entrar dentro del modelo del rebaño perfecto.
Son revolucionarios,
pero de su propia lucha;
con heridas profundas que a veces sanan a escondidas
porque les fue reprimida la libertad de vulnerarse.
Están cansados de llevar en su alma una aspiradora
que les exige tantos “tanto”.
Los hay, los he visto,
y bajo su coraza, de la que también están hartos,
se encuentra un humano real e imperfecto,
que también sueña
y abunda en ternura;
que también se detiene a escuchar un poema
y al viento;
que cree, que tanto el amor como la conexión
deben ser mutuos.
No quieren tener que llegar conquistando, seduciendo,
pero tampoco quieren acabar huyendo;
creen en el “sin disfraz”,
en la co creación
y en el juntos por siempre;
aunque el “por ahora”
para siempre,
suena bien y es suficiente.
Los hay, los he visto,
están ocupados en su evolución,
en el auto conocerse y sanar;
en no ver a la mujer como un rival
ni menos, ni más…
se alegran del valor de la equidad.
Andan por ahí con alguna canción bajo el brazo,
tal vez un libro,
o un corazón a pedazos.
En sus pupilas se gestan miles de constelaciones
que se encienden cuando aman,
cuando ven a su amor brillar.
Son caos y orden,
son rezo,
sabiduría, universo.
Tal vez tengas la suerte
de toparte a uno de ellos.
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