jueves, 20 de enero de 2022

Mami, ¿Juegas Conmigo A La Pelota?-

La muerte tocó la puerta y la pequeña Miranda fue quién abrió.

-¿Dónde está tu madre?-preguntó la muerte, con su vestido negro, su cabello rojo y sus pupilas de fuego gris.

La niña ya la conocía.

La había visto dos meses atrás, el día que su abuela ya no se levantó.

-Sígueme- dijo la pequeña Miranda.

Caminaron hasta el fondo del pasillo y llegaron a una puerta, la cual, la niña abrió para demostrar sus modales.

Adentro estaba completamente oscuro.

Las cortinas cerradas y el tragaluz bloqueado le robaban los colores al cuarto.

-Gracias-, dijo la muerte con su voz ronca y sensual.

Entró, y salió un minuto después, con un corazón en una bolsa hecha de tela.

Cuando la muerte se fue, la pequeña Miranda fue a la cocina, llegando en el momento exacto en el que una mujer con el rostro golpeado y amoratado se lanzaba desde una silla.

Sin embargo, la cuerda en su cuello, por alguna razón inexplicable, se rompió como si fuera de hule.

-Mamá-, murmuró la pequeña y la mujer volteó inmediatamente.

Lloró avergonzada y abrazó a su hija como nunca antes.

-Mami, ¿juegas conmigo a la pelota?-

-No puedo Miranda, debo cocinar para cuando tu padre se despierte.-

-Yo no me preocuparía por eso. No creo que se levante- dijo la pequeña antes de ir a buscar su pelota.

 

Santiago Pedraza

 

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