El abrazo cura el odio, el abrazo cura los resentimientos, el abrazo cura el coraje y los malos entendidos, el abrazo cura el cansancio y cura la tristeza, cuando abrazamos soltamos amarras, perdemos en instantes las cosas que nos han hecho perder la calma, el abrazo nos da la paz en el alma.
Cuando abrazamos dejamos de estar a la defensiva y permitimos que el otro se aproxime a nuestro corazón, los brazos se abren y los corazones se acurrucan de una forma única.
No hay nada como un abrazo.
Un abrazo de ‘te amo’, un abrazo de ‘qué bueno que estás aquí’, un abrazo de ‘ayúdame’, un abrazo de ‘hasta pronto’, un abrazo de ‘perdóname’ y de ‘te perdono’, un abrazo de ‘cuánto te extrañé’, abrazos...
Cuando abrazamos somos más de dos, somos familia…
Somos accesibles, somos sueños posibles.
El abrazo debería, sí, ser recetado por los médicos, pues rejuvenece el alma y el cuerpo.
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