Es muy simple, hijo...
Eres inmenso, como el cielo.
La luz y la oscuridad están en ti.
Si luchas con la oscuridad de tu interior, te partes en dos, te divides a ti mismo.
No comiences una guerra santa dentro de ti, mi precioso niño.
¡Ama la oscuridad que hay en ti!
Hónrala.
Acógela con toda tu bondad.
Imbúyela con la luz del amor.
Ilumina todas esas partes lastimadas, todas esas doloridas y tiernas regiones de tu corazón ancestral.
La oscuridad que habita en ti, sólo anhela la luz; y la luz que habita en ti, anhela tocar la oscuridad.
Cumple la antigua promesa de iluminar todo un cosmos...
Jeff Foster
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