Querido profesor Mis ojos vieron lo que ningún ser humano debería testimoniar: cámaras
de gas construidas por ingenieros ilustres, niños envenenados por médicos
altamente especializados, recién nacidos asesinados por enfermeras
diplomadas, mujeres y bebés quemados por gente formada en escuelas, liceos y
universidades. Su esfuerzo, profesor, nunca debe producir monstruos eruditos y cultos, psicópatas y Eichmans educados. Leer y escribir son importantes solamente si están al servicio de hacer a nuestros jóvenes seres más humanos.
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