La gente de mi tribu son fácilmente reconocibles:
caminan derecho, tienen chispa en los ojos y una sonrisa en los labios.
No son ni santos ni iluminados.
Han pasado por su propio infierno, han visto sus sombras y demonios.
Las han aceptado y revelado.
Que ya no son niños, saben bien lo que se les ha hecho .
Han dejado explotar su vergüenza y su rabia para después dejar su pasado atrás, cortando el cordón umbilical y pronunciando el perdón.
No quieren ocultar nada, son claros y abiertos.
Como ya no tienen que reprimir nada están llenos de energía, curiosidad y entusiasmo.
El fuego arde en su vientre!
La gente de mi tribu reconoce el hombre salvaje y la mujer en su interior.
Ellos no dan nada por sentado.
Verifican, viven sus propias experiencias y siguen su propia intuición.
Hombres y mujeres de mi tribu se encuentran en un mismo plano, se respetan y aprecian su "ser" diferente.
Se enfrentan sin malicia y aman sin perjuicios.
La gente de mi tribu miran hacia dentro para reencontrarse por si se han perdido por el ruido de la vida, y para ponerse en contacto con sus raíces.
Y luego volverán a su tribu, para vivir lo encontrado, ya que les gusta comunicarse y compartir, dar y recibir.
Ellos viven la pasión, el recogimiento y la intimidad.
Cuando están solos no se sienten perdidos; sin embargo, anhelan a sus almas hermanas.
Ha llegado el momento de nuestro encuentro
caminan derecho, tienen chispa en los ojos y una sonrisa en los labios.
No son ni santos ni iluminados.
Han pasado por su propio infierno, han visto sus sombras y demonios.
Las han aceptado y revelado.
Que ya no son niños, saben bien lo que se les ha hecho .
Han dejado explotar su vergüenza y su rabia para después dejar su pasado atrás, cortando el cordón umbilical y pronunciando el perdón.
No quieren ocultar nada, son claros y abiertos.
Como ya no tienen que reprimir nada están llenos de energía, curiosidad y entusiasmo.
El fuego arde en su vientre!
La gente de mi tribu reconoce el hombre salvaje y la mujer en su interior.
Ellos no dan nada por sentado.
Verifican, viven sus propias experiencias y siguen su propia intuición.
Hombres y mujeres de mi tribu se encuentran en un mismo plano, se respetan y aprecian su "ser" diferente.
Se enfrentan sin malicia y aman sin perjuicios.
La gente de mi tribu miran hacia dentro para reencontrarse por si se han perdido por el ruido de la vida, y para ponerse en contacto con sus raíces.
Y luego volverán a su tribu, para vivir lo encontrado, ya que les gusta comunicarse y compartir, dar y recibir.
Ellos viven la pasión, el recogimiento y la intimidad.
Cuando están solos no se sienten perdidos; sin embargo, anhelan a sus almas hermanas.
Ha llegado el momento de nuestro encuentro
Barbara Schuler
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