Las relaciones acaban, los vínculos permanecen.
Lo importante de las relaciones es el encuentro, no las circunstancias
en donde se producen.
Eso es lo que quiso el alma y por eso hay que
honrar y bendecir todas las relaciones de la vida porque fueron
elecciones del alma.
No somos nosotros quienes elegimos sino el alma.
Así, la vida es un escenario para que acontezcan los encuentros de
almas.
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