El Guerrero de la Luz a veces actúa como el agua, y fluye entre los obstáculos que encuentra.
En ciertos momentos, resistir significa ser destruido; entonces, él se adapta a las circunstancias.
Acepta sin protestar que las piedras del camino tracen su rumbo a través de las montañas.
En esto reside la fuerza del agua; jamás puede ser quebrada por un martillo, ni herida por un cuchillo; la más poderosa espada del mundo es incapaz de dejar una cicatriz sobre su superficie.
El agua de un río se adapta al camino más factible, sin olvidar su objetivo: el mar.
Frágil en su nacimiento, lentamente va adquiriendo la fuerza de los otros ríos que encuentra.
Y a partir de un determinado momento, su poder es total.
Paulo Coelho
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