Entonces el discípulo le pregunta al maestro acerca de la naturaleza de la
iluminación:
-Maestro, por curiosidad, ¿qué hacía usted antes de su iluminación?
-Maestro, por curiosidad, ¿qué hacía usted antes de su iluminación?
Cortaba y acarreaba leña para el fogón y traía agua del pozo.
Responde el maestro.
- Ahá, una vida simple y laboriosa. Y ahora que se ha iluminado, su vida debe haber cambiado mucho... debe estar dedicado a la meditación, la oración, el contacto con realidades trascendentes... ¿qué es lo que hace ahora?
Corto y acarreo leña para el fogón y traigo agua del pozo.
Responde imperturbable el maestro.
- Pero, maestro, no comprendo dice el discípulo, confundido. ¿Acaso la iluminación no transformó su vida? Yo habría supuesto que usted estaría dedicado a otras actividades.
Claro que no comprendes le responde el maestro.
Lo
que cambia no es lo que haces a menos que antes te dedicaras a cosas muy ajenas
a tu naturaleza ; lo que cambia es la cualidad de lo que haces.
- ¿A qué se refiere con eso?
Pregunta el discípulo,
intentando comprender.
Es algo muy simple, en realidad... para nada misterioso o sobrenatural. Antes, cuando cortaba y acarreaba leña, por ejemplo, mi cabeza estaba en cualquier otra parte: quizás soñando con la iluminación, quizás irritado por tener que realizar actividades tan innobles, quizás esforzándome por ser humilde y por aceptar la situación, quizás enfrascado en remordimientos o fantasías respecto a situaciones con otras personas, etcétera.
AHORA, CUANDO CORTO Y ACARREO LEÑA Y TRAIGO AGUA DEL POZO, SIMPLEMENTE ESTOY AHÍ, EN LO QUE ESTOY HACIENDO, SIN UN PROPÓSITO ULTERIOR.
NO TENGO DESEOS DE ESTAR EN OTRA PARTE NI DEJO QUE MI MENTE ME LLEVE
DE LA NARIZ A DONDE LE PLAZCA.
Y ESO TAN SIMPLE CAMBIA TODO DE RAÍZ.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario