Nunca huye, se oculta.
No le teme a nada, el concepto de su yo es enorme, la cobardía es un concepto que no conoce.
Si te quiere te lo demostrará cuando él lo considere.
Pero cuando lo haga, sabrás que su amor por ti es perfecto.
Se ha enfrentado durante siglos a las peores pesadillas y todavía alza la cabeza como Apolo.
Le gustan los lugares altos, no se fía de nada ni de nadie.
Ese el gran lema de un guerrero.
Su mirada tantas veces se dirige a lo lejos, parece que contempla un sueño, quizá eso que sueña es lo que lo mantiene firme siempre, invicto.
Ni siquiera cuando muere a manos de la escasez o el hombre se agacha porque su símbolo de resistencia de día a día de su vida será imitado por otros gatos que no temen a nada, porque han aprendido que es posible vivir siendo valiente.
Unos a otros se miran y se apañan, son una
colectividad de individuos libres.
Ángel Padilla
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