Cuando finalmente los encontré, les dije:
‘Viejos amigos, ¿cómo están? ¿Por qué ya no me visitan?’
‘¡Shhhhhh! Se supone que ya no debes hablarnos. Ya no eres un niño, ahora eres adulto.’
Me secaron las lágrimas que se desbordaban de mis ojos y se despidieron diciendo:
‘Te tocará duro a partir de ahora, porque los monstruos más feroces estarán haciendo ruido dentro de ti.
Luís Alberto Padilla Pardo
No hay comentarios.:
Publicar un comentario