No quieras permanecer siempre en cierto estado, porque en
la vida nada nunca permanece en ningún estado.
Hay día, tarde, noche, madrugada, y así, sucesivamente.
Entonces el ser humano a veces está sensible, amoroso,
solitario, sociable, divertido; quizás un día quiera amarte y otro día quiera
estar solo, por lo tanto, no hay que atar al hombre a nada ni a nadie.
Comprender este círculo de repetición es estar en libertad
absoluta.
Anónimo
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