Tomado del muro de Misael Fuentes Zavala |
El pesar, la duda, la propia desconfianza, el miedo a la desesperación, son los años que encorvan el corazón y conducen el espíritu floreciente a las sombras.
Ya se tenga dieciséis o sesenta, siempre existe en cada corazón humano el
impulso a la maravilla, el suave asombro ante las estrellas, el desafío a los
acontecimientos, el apetito infantil por la vida.
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