Temía
estar solo, hasta que aprendí a quererme a mí mismo.
Temía
que me rechazaran, hasta que entendí que debía tener fe en mí mismo.
Temía
a la muerte, hasta que aprendí que no es el final, sino más bien el comienzo.
Temía
al cambio, hasta que vi que aún la mariposa más hermosa necesitaba pasar por
una metamorfosis antes de volar.
Si
nos sentimos desfallecer no olvidemos que al final siempre hay algo más.
Ernst Hemingway
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