Marpa, el cruel instructor del santo tibetano Milarepa,
enseñaba el desprendimiento afirmando que todo era ilusión.
Un día se murió su hijo.
Marpa comenzó a lanzar sollozos desgarradores.
Sus discípulos, asombrados, le dijeron:
“¿Pero, Maestro, por qué llora usted, si todo es una ilusión?”
El gurú respondió:
“¡Es que era la más bella de las ilusiones!”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario