La gente no aprecia la mañana.
Se despiertan por la fuerza, con la ayuda del despertador,que destruye su sueño como un hacha y se entregan repentinamente a una lastimosa prisa.
¡Ya me dirá usted que clase de día es el que empieza con esa clase de violencia!
¡Que puede pasarle a la gente cuando recibe diariamente con la ayuda del despertador un pequeño shock eléctrico.
Diariamente tienen que acostumbrarse a la violencia y desacostumbrarse al goce.
Créame lo que decide el carácter de la gente son las mañanas.
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