Imperturbable y sereno, el hombre ideal no practica la virtud.
Dueño de sí mismo y desapasionado, no comete pecado alguno.
En calma y en silencio, no se apega a lo que oye ni a lo que ve.
Equilibrado y correcto, su atención no se detiene en nada.
Hui-Neng
No hay comentarios.:
Publicar un comentario