Existe un mito lakota
difundido por alguien ajeno a los lakota que ha cobrado dimensión de creencia
pero cuya veracidad es incierta.
Ocurre esto porque la tradición lakota -como
cualquier tradición indígena norteamericana- depende en gran medida de la
tradición oral no escrita de los contadores de historias. Comparto en todo caso
el mito por su enorme belleza y simbología.
Hace mucho tiempo la
humanidad entera era una sola y única familia unida por una conciencia común.
Pero los jefes espirituales tuvieron una visión:
'la humanidad debía dividirse'.
Fueron lanzadas cuatro flechas mágicas en cuatro sentidos.
La humanidad entera
se dividió en cuatro grandes familias, que recibieron el encargo de ir a buscar
sus respectivas flechas y regresar al centro común.
Aquellos que fueran al
norte debían explorar la inteligencia racional.
Aquellos que fueran al Sur
debían explorar la conciencia corporal.
Los que fueran al Este deberían
explorar la conexión con el Espíritu.
Los que fueran al Oeste su corazón y los
vínculos emocionales entre las personas.
La profecía decía que la humanidad
auténtica surgiría cuando las cuatro familias volvieran a unirse en un mismo
punto.
Del mismo modo, la humanidad auténtica en cada persona surge cuando
estas cuatro flechas se unen.
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