Nunca podré ser como los demás, pienso diferente, sueño, siento y amo diferente; tal vez por eso las personas se alejan de mi cuando llegan a conocerme un poco.
Han intentado callarme cuando me defiendo, que no alce la voz y diga maldiciones "me dicen" que no escuche cierta música, que debería dejar de gastar en libros, que deje de perder el tiempo escribiendo, ¿por qué debería hacerles caso? ¿para qué vivir conforme a lo que los otros quieren?
La belleza de las personas está en su esencia, en su libertad que se defiende para ser lo que en verdad se desea ser; simplemente yo no puedo, ni quiero dejarme moldear ni dejarme pisotear.
Si se marchan de mi vida no me voy a disculpar, no les voy a llorar ni pedir que se queden; no si se marchan porque no les gustó mi manera de ser, no si es porque les asustó la libertad con la que hablo, pienso, escribo o me hago respetar.
Los pocos ( y los cuento con los dedos de una mano ) que se han quedado me quieren y aceptan tal como soy y sé que esas personas son las que merecen estar en mi vida, por los que haría mil cosas para hacerlos sonreír, ellos me han conocido realmente; podemos estar de acuerdo en ciertas cosas o no, podemos o no tener la misma opinión, gustos e incluso diferente religión, pero sabemos respetarnos y aceptarnos y esas personas son las que yo deseo y permito que estén en mi vida.
Las personas que te aman no intentan cambiarte, no te juzgan ni te critican y yo agradezco que a pesar de ser como soy, hay personas que me quieren de verdad y se han quedado muy cerquita de mí.
Soy terriblemente solitaria y muy selectiva desde que era una niña y es por eso que no me asusta estar sin compañía, me asusta más que estén conmigo víboras disfrazadas de "amigas".
Silvia Díaz
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