Ser hombre, hijo mío, es pisar en las brasas del miedo y seguir caminando.
Es cercar el valor de prudencia y el ardor con cautela sin torcer el propósito.
Sin mellar la decisión forjada en el tesón
la paciencia, la razón, la experiencia y la meditación.
Al temor no le pongas el disfraz del perdón
el valor, hijo mío, es la virtud más alta
y confesar la culpa es supremo valor.
No eches pues en los hombros de tu hermano la carga,
ni vistas a los otros las ropas de tu error.
Y por fin, hijo mío;
que no turbe tu sueño la conciencia intranquila,
que no mengüe tu dicha el despecho abrasivo
ni tu audacia, flaquee ante la adversidad
no deforme tu rostro jamás la hipocresía
y no toque tu mano traición o deslealtad.
Hijo mío, es ésto lo que esa breve frase
'Ser hombre' significa.
Elias Zacarias
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