Le pregunté a uno de mis amigos que ha cruzado los 60 años, qué tipo de cambio está sintiendo en él.
“Después de amar a mis padres, mis hermanos, mi cónyuge, mis hijos, mis nietos, ahora he comenzado a amarme a mí mismo.
Me acabo de dar cuenta de que no soy "Atlas".
El mundo no descansa sobre mis hombros.
Ahora dejé de negociar con vendedores de frutas y verduras. Después de todo, unos pocos centavos más no van a hacer un agujero en mi bolsillo, pero podría ayudar al pobre hombre a ahorrar para las cuotas escolares de su hija.
Pago al taxista sin esperar el cambio.
El dinero extra podría traer una sonrisa en su rostro. Después de todo, él está trabajando mucho más duro que yo.
Dejé de decirles a los ancianos que ya han narrado esa historia muchas veces.
Después de todo, la historia los hace caminar por el camino de la memoria y revivir el pasado.
He aprendido a no corregir a las personas, incluso cuando sé que están equivocadas.
Después de todo, la responsabilidad de hacer que todos sean perfectos no está en mí.
La paz es más preciosa que la perfección.
Doy elogios libremente y generosamente.
Después de todo, mejora el estado de ánimo no solo para el receptor, sino también para mí.
He aprendido a no molestarme por un pliegue o una mancha en mi camisa.
Después de todo, la personalidad habla más que las apariencias.
Me alejo de las personas que no me valoran.
Después de todo, puede que no sepan mi valía, pero yo sí.
Me mantengo tranquilo cuando alguien juega a la política sucia para superarme en la carrera de ratas.
Después de todo, no soy una rata y tampoco estoy en ninguna carrera.
Estoy aprendiendo a no sentir vergüenza por mis emociones. Después de todo, son mis emociones las que me hacen humano.
He aprendido que es mejor dejar caer el ego que romper una relación.
Después de todo, mi ego me mantendrá distante, mientras que con las relaciones nunca estaré solo.
He aprendido a vivir cada día como si fuera el último.
Después de todo, podría ser el último.
Estoy haciendo lo que me hace feliz.
Después de todo, soy responsable de mi felicidad y me la debo.”
Fuente: Rossy Vasquez.