Guárdame en la impotencia
de la perfección, sin que yo me pierda en el orgullo.
Purifica mi mirada:
Cuando haga daño, no
estando seguro que haya sido malo y cuando haga el bien, no estando seguro que
haya sido bueno:
Gran Arquitecto del
Universo, jamás me dejes olvidar que todo saber es vano, salvo allí dónde
existe el trabajo.
Y que todo trabajo es
vano, salvo allí dónde existe amor.
Y que todo amor es hueco
si no me vincula a mismo y a otros como a Ti:
Recuérdame que la obra de
mis manos te pertenece y que me incumbe devolvértela con generosidad.
Que si realizo algo por el
solo gusto del provecho, como un fruto olvidado me pudriré en otoño.
Que si hago algo por
únicamente gustar a otros, como la flor de la hierba me marchitaré por la
tarde.
Pero si lo ejecuto para el
amor de la bondad, quedaré con la bondad.
Así sea
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