Deirdre
era hija del bardo Fedlimid Mac Daill.
Cuando
aún estaba en el vientre de su madre, durante un festín en la corte del rey Conchobar Mac Nessa del Ulster, se
escuchó un grito desgarrador que hizo a los caballeros pelear entre sí:
provenía de la propia Deirdre.
El
gran druida Cathbad puso su mano sobre la barriga de Elva y comprobó que el
bebé no era un bebé corriente y profetizó que sería una muchacha de una belleza
perturbadora, de largas trenzas rojizas enroscadas e hipnóticos ojos
verde-grisáceos, pero que su belleza estaba maldita: reyes y señores irían a la
guerra por ella y los tres mejores guerreros de Ulster serían exiliados por su
culpa.
Cuando
Deirdre nació, Cathbad reiteró este vaticinio, por lo que todos los señores
quisieron obligar a Fedlimid a matar a su hija, pero Conchobar, extasiado ante la futura belleza de
la niña, decidió que su propia nodriza, Leabharcham, criaría a Deirdre en
solitario y, posteriormente, Conchobar se casaría con ella cuando tuviera edad
suficiente.
Pasaron
los años, y Deirdre, convertida en una hermosa joven, ya casi estaba lista para
ser la esposa de Conchobar.
Sin
embargo, un día de invierno, Deirdre vio a un cuervo bebiendo de un charco de sangre
derramada sobre la nieve, y preguntó a Leabharcham si todos los maridos eran
viejos arrugados como Conchobar o si acaso existía alguno que tuviese los
cabellos negros como el plumaje de los cuervos, la piel blanca como la nieve y
los labios rojos como la sangre.
La
anciana nodriza, olvidando el vaticinio, le habló del hijo menor de Uisnech, Naoise,
un joven que reunía todos aquellos requisitos y que cazaba y cantaba en la
corte de Conchobar.
Deirdre
decidió inmediatamente conocer a Naoise, por lo que preparó una cita con la
ayuda de Leabharcham.
Los
dos jóvenes se enamoraron de inmediato, pero él sabía que su amada era la
prometida del rey, por lo que no se atrevía a estar con ella.
No
obstante, Deirdre lo obligó a fugarse con ella, acompañados por Ardan y Ainle,
los valientes hermanos de Naoise.
Durante
un tiempo vivieron todos felizmente, pero Conchobar, enfurecido y humillado,
comenzó a perseguirlos.
Deidre
y los tres hermanos huyeron al Reino de Alba, que era como llamaban los
irlandeses a Escocia, pero no encontraron cobijo, porque cada rey al que pedían
hospitalidad intentaba matar a Naoise y a Ardan y Ainle para quedarse con
Deirdre.
Así
se cumplió la profecía que vaticinaba que todos los reyes pelearían entre sí por
ella.
Finalmente
acabaron en una remota isla, pero Conchobar dio con ellos y planeó una trampa.
Envió
a Fergus Mac Róich para que les diera un salvoconducto de vuelta a casa, y los
tres hermanos aceptaron pese a la oposición de Deirdre, que había predicho en
sueños que el salvoconducto era falso.
En
el camino de regreso al fuerte de Emain Macha, Fergus se vio obligado, a causa
de un geis o tabú personal, a aceptar cualquier oferta de hospitalidad y envió a
los fugitivos con su propio hijo como protección.
Enterado
de su llegada, Conchobar envió a Leabharcham a espiar a
Deirdre, a fin de saber si había perdido su belleza tras tantos años de viaje.
La
anciana, sospechando de Conchobar y queriendo proteger a Deirdre, mintió
afirmando que la joven había perdido su hermosura.
No
obstante, Conchobar envió a otro espía, Gelbann, quien, descubierto por Naoise, se
quedó tuerto cuando éste le arrojó una pieza de ajedrez hecha de oro, pero
logró comunicarle a Conchobar que Deirdre seguía siendo tan perturbadoramente
bella como siempre.
Al
día siguiente, Naoise y sus hermanos, con la ayuda de algunos Caballeros de la
Rama Roja, pelearon contra Conchobar a las afueras de Emain Macha, pero cuando
el combate ya empezaba a decidirse, Conchobar evocó su juramento de lealtad
hacia él y se llevó a Deirdre; entonces Éoga Mac Durthacht arrojó su lanza y
mató a Naoise; Ardan y Ainle fueron asesinados poco después.
El
noble Fergus llegó junto a sus hombres al poco tiempo y, cuando descubrió que
había sido portador de un salvoconducto falso, partió al exilio a Connacht
para luchar más tarde contra Ulster junto a Ailill y Medb en el Táin Bó
Cuailnge (o "Robo del toro de Cuailnge").
Tras
la muerte de Naoise, Conchobar por fin tomó a Deirdre por esposa.
Sin
embargo, tras un año de matrimonio, se sentía frustrado porque ella seguía
mostrándose fría con él.
Por
este motivo, Conchobar le preguntó a Deirdre cuál era la persona que ella más
odiaba, aparte de él mismo.
Cuando
ella contestó "Éogan Mac Durthacht", el asesino de Naoise, él anunció
que la entregaría a Éogan.
De
camino a la corte de Éogan, Conchobar se burló de Deirdre, diciendo que parecía
una oveja entre dos carneros y ella se suicidó arrojándose del carro y
golpeándose la cabeza con una roca; en otras versiones ulteriores de la misma
historia, muere de pena.
Cuenta
la leyenda que el rey ordenó que Deirdre fuera enterrada en las colinas donde
había crecido, pero un grupo de personas robó su cadáver una noche para darle
nueva sepultura junto a la tumba de Naoise. Cada tumba fue marcada por una
estaca de tejo.
Dos
años después, de cada estaca había crecido un árbol.
Aunque
sus troncos estaban separados por seis pies de distancia, los tejos continuaron
creciendo y sus ramas terminaron por entrelazarse, dando la impresión de que se
trataba de un solo árbol.
Aunque
las piedras que marcaban las tumbas se convirtieron en polvo, los tejos
continúan vivos.
Leyenda irlandesa
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