Un
río no es consciente de su existencia, ni de su manifestación ni de su
propósito.
Éste simplemente fluye, y al fluir, acarrea consigo todo lo bueno y todo lo malo, la suciedad y los escombros.
Éste simplemente fluye, y al fluir, acarrea consigo todo lo bueno y todo lo malo, la suciedad y los escombros.
En
el viaje de tu vida, al igual que el río tienes que fluir hacia adelante
momento a momento.
No
hay absolutamente ninguna necesidad de detenerte a pensar en lo que has
acarreado o lo que acarreas, ni tampoco tienes que preocuparte por los reflejos
que se han proyectado sobre ti.
Al
igual que el río, fluyes, y al igual que una flor, ofreces tu fragancia,
incluso a la mano que la aplasta.
Podrías decir: Daré, pero solo a quien lo merezca.
Observa primero que tú, tú mismo, mereces dar, y ser un instrumento dador.
Podrías decir: Daré, pero solo a quien lo merezca.
Observa primero que tú, tú mismo, mereces dar, y ser un instrumento dador.
Porque
en verdad, es la vida quien da a la vida y aunque te consideres a ti mismo un
dador, no eres más que un testigo.
Das
muy poco cuando das de tus posesiones.
Es cuando te das a ti que realmente das.
Es cuando te das a ti que realmente das.
Cuando
por error disfrutas el pensamiento de que esto es tuyo y de que tú eres el
dador, esa falsa felicidad se convierte en causa de tristezas.
No hay riquezas, sino vida; saber que todos somos mendigos y que no existe ningún benefactor salvo la vida misma.
No hay riquezas, sino vida; saber que todos somos mendigos y que no existe ningún benefactor salvo la vida misma.
Es
hora de dejar ir, de dejar vivir y aprender, y vivir, y dejar vivir, y
simplemente fluir.
Dejar ir, sin ningún pensamiento o palabra.
Dejar ir.
Dejar ir el miedo.
Dejar ir los juicios y los prejuicios.
Dejar ir la confluencia de opiniones que pululan en la cabeza.
Deja ir la indecisión que llevas dentro.
Dejar ir todas las buenas razones.
Dejar ir, sin ningún pensamiento o palabra.
Dejar ir.
Dejar ir el miedo.
Dejar ir los juicios y los prejuicios.
Dejar ir la confluencia de opiniones que pululan en la cabeza.
Deja ir la indecisión que llevas dentro.
Dejar ir todas las buenas razones.
Total
y completamente, sin vacilación ni preocupación, ¡Dejar ir!
No
le pidas consejo a nadie.
No leas un libro sobre cómo Dejar ir.
No busques en las escrituras, simplemente: Deja ir.
Deja ir todos los recuerdos que te detienen.
Deja ir toda la ansiedad que te impide avanzar.
Deja ir toda la planeación y los cálculos sobre cómo hacer las cosas bien.
No leas un libro sobre cómo Dejar ir.
No busques en las escrituras, simplemente: Deja ir.
Deja ir todos los recuerdos que te detienen.
Deja ir toda la ansiedad que te impide avanzar.
Deja ir toda la planeación y los cálculos sobre cómo hacer las cosas bien.
Simplemente
fluye.
No
sólo prometas: Dejar ir.
No lleves un diario sobre ello.
No escribas las fechas proyectadas.
No anuncies públicamente ni pongas ningún anuncio en los periódicos.
No revises el informe meteorológico ni leas el tarot ni el horóscopo diario.
No analices si dejas ir o no.
No llames a tus amigos para discutir el tema.
No lleves a cabo ningún tratamiento mental espiritual.
No llames a la línea de oración, no pronuncies una sola palabra.
No lleves un diario sobre ello.
No escribas las fechas proyectadas.
No anuncies públicamente ni pongas ningún anuncio en los periódicos.
No revises el informe meteorológico ni leas el tarot ni el horóscopo diario.
No analices si dejas ir o no.
No llames a tus amigos para discutir el tema.
No lleves a cabo ningún tratamiento mental espiritual.
No llames a la línea de oración, no pronuncies una sola palabra.
Solo
Deja ir y fluye.
No
te equivoques pensando que tú eres el hacedor de nada.
Absolutamente
todo lo que sucedió, sucede y sucederá es por voluntad y
acuerdo de Dios.
acuerdo de Dios.
Maroj K Shinh
No hay comentarios.:
Publicar un comentario