‘El amor, como ustedes los mortales lo definen, está condenado a desvanecerse y perecer’, decía Merlín.
‘Lo que ustedes llaman amor va y viene.
Pasa de un objeto de deseo a otro.
Se convierte prontamente en odio si el deseo no se cumple.
El verdadero amor no puede cambiar, no tiene nada que ver con un objeto y no puede transformarse en otra emoción, puesto que, para comenzar, no es una emoción’.
Si descartamos todos los tipos falsos o superficiales de amor, ¿qué nos queda?
Podemos vislumbrar la respuesta cuando nos aceptamos a nosotros mismos.
Puesto que es una fuerza interior, el amor se percibe primero adentro, dirigido hacia nosotros mismos.
‘Los mortales viven ansiosos, inquietos y angustiados con el amor’, dijo Merlín.
‘Si no pueden poseer al objeto de su amor, sienten que van a morir.
Pero el amor no puede producir inquietud, no el verdadero amor, porque éste nunca busca salir.
El ser amado más deseado es una extensión de ti mismo.
El amor que piensas obtener de otra persona saca a flote una limitación de tu propia consciencia.
Para un mago, todas las formas de amor provienen del yo’.
‘Confundes el yo con el ego, cuando en realidad el yo es espíritu’, replicó Merlín.
‘El egoísmo viene del ego, el cual siempre desea poseer, controlar y dominar.
Cuando el ego dice: "te amo porque eres mío", está haciendo un planteamiento de dominio y posesión, no de amor.
Quienes han aprendido a amar realmente, se han deshecho primero del egoísmo.
Sólo entonces comienza una experiencia completamente diferente’.
‘¿Y cómo es esa experiencia?’, preguntó Arturo. ‘¿La conoceré algún día?’
‘Un día, cuando hayas superado ésta fiebre de ansiedad, verás una pequeña luz en tu corazón.
Al principio será apenas una chispa, después la llama de una vela y finalmente una hoguera gigantesca. Entonces despertarás y la llama devorará al sol, a la luna y a las estrellas.
En ese momento no habrá otra cosa que amor en el cosmos, aunque todo estará aún dentro de tu propio corazón’.
Merlín
Hermosa reflexión!
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