El día de hoy, un amigo me invitó a comer a su casa.
Él es muy humilde, llegando a su casa me ofreció pasar y me senté en una silla de madera, enseguida mandó a su hijo por un refresco, quise pagar yo a lo que él se opuso, dijo que yo era su invitado.
Mientras platicábamos, le pidió muy amablemente a su esposa si nos podía dar algo de comer.
Me miró con algo de pena y me dijo:
- Amigo, discúlpame por lo que te ofrezco de comer, sé que tú estás acostumbrado a comer bien, pero esto que te ofrecemos, te lo damos de todo corazón y mi esposa lo hizo con mucho cariño porque sabía que tú venías.
Me sentí muy halagado y se me hizo un nudo en la garganta, me senté a la mesa y al probar ese rico plato, enseguida vinieron a mi mente los recuerdos de mi niñez, fue éste plato sin duda, el mejor que he probado en años.
Gracias.
Gracias amigo, por ayudarme a nunca olvidar de dónde vengo y que las mejores cosas, siempre las encontraremos en lo sencillo y lo que se ofrece de corazón...
Un platillo servido con el corazón...
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