Parpadeaste y estás en febrero.
Y entre parpadeos y parpadeos crecieron tus hijos, se fueron tus padres, dejaste de ver a amigos.
Parpadeaste y se te pasa la vida entre la puteada y el laburo y la plata que no alcanza y los sueños que dejaste encajonados para "cuando se pueda".
Y mientras parpadeamos sin registrar al otro, nos perdimos un rato de risas, un abrazo, un amor, una caricia y un último te quiero a ese alguien que ya no veremos.
¿Y si dejamos de parpadear un rato?, digo ¿si nos corremos de la velocidad, del automatismo que nos imprime la vida y empezamos a mirar?
Mira a tu hijo mientras hace la tarea, a tu vieja mientras dobla la ropa, a tu pareja mientras comen juntos, a tus amigos cuando se juntan.
Gánale alegría al tiempo, que si va a pasar, si va a arrasarnos, al menos que nos lleve llenos de miradas y sonrisas.
Y sobre todo, que el tiempo nos encuentre celebrando, porque a esos momentos de felicidad, yo creo que no se los lleva ni la muerte.
Quedan grabados en el espacio infinito, contagiando energía.
Digo yo... que no sé nada, pero, que tengo ganas de empezar a mirar...
Fuente: Maru Martínez
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