Cuántas veces hemos querido que los que amamos «vean» lo mismo que nosotros estamos viendo…
Debemos aprender y entender que para Amar hay que dejar de ‘querer’.
Si no quiere ver, no le enciendas la luz, dañarás sus ojos.
Si no quiere escuchar, no levantes la voz, lastimarás su conciencia.
Si no quiere caminar, no proporciones apoyo, sangrarán sus pasos.
Su despertar no es tuyo, es exclusivamente suyo.
Si en algún momento hiciste de su dolor tu dolor, suelta, no te pertenece.
Sé amorosamente egoísta, silenciosamente paciente, amigablemente distante.
No te pierdas en ello.
Re-encuéntrate y alégrate, porque tú sigues siendo tú.
Respetemos el camino de cada ser humano.
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