El futbolista tenía más éxito que el sanitario.
El estrés hacía temblar los corazones.
Y las razas levantaron grandes fronteras.
Un día, de repente, el mundo se paró y entonces la tierra comenzó a respirar aire puro.
Y las aguas volvieron a cristalizarse.
Y los animales comenzaron a habitar en paz
La naturaleza es tan mágica que ella misma está limpiándose del mal que hicimos.
Las personas en su lejanía se dieron cuenta de que se amaban.
Y se quedaron en casa.
Y leyeron libros.
Y escucharon y descansaron.
La familia de nuevo estaba unida.
El rico al no poder salir de casa tuvo que conformarse con unos bollos de pan.
La gente aplaudía desde sus balcones a los verdaderos héroes.
Nuestras mentes se serenaban porque ya no había prisas.
Y cuando ya todo estaba a punto de estallar, el mundo entero se unió convirtiendo los 5 continentes en solo 1.
Tuvimos miedo, miedo a lo desconocido, miedo a la incertidumbre de la duración de la pandemia, a contagiarme, a contagiar, por nuestros familiares, y más aún por los pequeños y ancianos, por nuestros amigos y en general MIEDO.
Y De repente todo se para, y es cuando entendemos el valor que tienen las pequeñas cosas, justo en el momento que nos las quitan.
las cosas importantes a las que antes no le dábamos importancia y se daban por sentado, comenzaron a adquirir otro matiz, y le dimos su importancia real.
El poder curativo de los abrazos, el olor d e tu familia, el reír con los amigos por cualquier insignificancia, el pasear por la playa y el sentir la brisa del mar....
Y miles y miles de millones de Pequeños momentos que ahora adquieren relevancia
Estamos viviendo algo insólito, el año que la tierra solita obligó al mundo a detenerse.
Éramos ricos y no lo sabíamos
Fuente Ignacio De Tigre
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