Hace miles de años en un
antiguo templo en Persia.
En la ciudad de Zalabiya,
junto al río Éufrates existió un templo cuyos monjes guardaban la sabiduría
ancestral de civilizaciones antiguas y también tenían el don profético que
transmitían de generación en generación y escribían sus profecías en distintos pergaminos
y manuscritos que guardaban en dicho templo.
Luego de la guerra con
Esparta, en ese templo todos los monjes son asesinados en una terrible masacre
y uno de los generales espartanos toma lo que a simple vista parecía ser el más
importante de los manuscritos de ese templo, que estaba en el centro del templo
en un altar principal.
Este soldado espartano
vende a los atenienses este manuscrito, quien lo lleva al Oráculo de Delfos, lo
lleva al templo sagrado de Delfos y ahí lo deja, donde queda perdido en ese
espacio.
En el año 1956, el
arqueólogo inglés Austen Henry Layard, escucha rumores que corrobora con textos
antiguos sobre ese manuscrito.
Viaja a Persia, donde
busca el manuscrito, pero este permanece perdido.
No le puede seguir el
rastro, hasta que finalmente desiste en su búsqueda, así que el manuscrito
permanece sellado en el olvido.
Muchos años más tarde, en
1987, Delfos se convierte en Patrimonio de la Humanidad, y por azares de la
vida un antropólogo de la Universidad de Cambridge, cuyo nombre permanece en el
anonimato, encuentra un manuscrito escrito en persa, en Delfos, esto le llama
la atención, y comienza con su traducción. Pasa meses estudiando ese manuscrito
y encuentra lo más cercano a una traducción posible…
Dice así:
‘Vendrán tiempos
difíciles. Los poderes oscuros de esas eras futuras sostendrán su poder
generando más desigualdad, enseñando ignorancia en sus academias, volviéndonos así
unos contra otros, volviéndonos en contra de la naturaleza’.
Fuente Germán Pesaro
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