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no son capaces de dulcificar su propio carácter. Ruegan
por tener más dinero, pero no madrugan para llegar antes al trabajo, ni se
preocupan de limpiar sus comercios, ni tampoco de cuidar su clientela. Piden
salud, pero arruinan su cuerpo comiendo y bebiendo en exceso lo que no les
conviene. Después llegan aquí y ponen todas sus miserias a los pies de Dios.
Y si Dios no se rebaja a hacerles su trabajo, se enfadan, blasfeman y no
vuelven jamás, predicando a los cuatro vientos que Dios no existe. No han
comprendido que, para que el agua hierva, deben ponerla en un recipiente y
acercarla al fuego. Sin embargo, ellos esperan que Dios haga hervir el agua y
ni siquiera son capaces de encender el fuego ni de acercar el agua.
Del Taichi al Tao.
Ediciones Tao.
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UNA MENTE TRANQUILA... Un lugar más, donde compartimos la sabiduría a través de frases, imágenes y vídeos.
lunes, 28 de octubre de 2019
Nada Ha Cambiado
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