Un asiduo
visitante de la catedral de los fierros, ateo reconocido y orgulloso de serlo,
casi increpó a Pedro, pacífico gurú del gym, con una pregunta crucial:
- ¿Existe realmente un Dios?
- Para serte completamente sincero, no tengo respuesta”, respondió Pedro.
- Caramba, ¡eres ateo!
- ¡Claro que no! El ateo comete el error de negar algo de lo que no puede decirse nada. Y el teísta comete el error de afirmarlo.
- Para serte completamente sincero, no tengo respuesta”, respondió Pedro.
- Caramba, ¡eres ateo!
- ¡Claro que no! El ateo comete el error de negar algo de lo que no puede decirse nada. Y el teísta comete el error de afirmarlo.
Contestó
Pedro revolviendo el fondo de su licuado de zanahoria y apio porque era lunes.
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