martes, 26 de febrero de 2019

Amo Mucho Las Mariposas


Un antiguo cuento hebreo narra que, en cierta ocasión, un rabino vio a un joven cazando mariposas y se interesó por él.
- Amo mucho a las mariposas. – dijo el joven.
- Entonces, ¿por qué las cazas? – preguntó el anciano.
- Las cazo para llevármelas a casa y poder admirarlas siempre que quiera.
Meneando la cabeza en señal de desaprobación, el rabino añadió: - Yo no creo que las ames. Si realmente amaras a las mariposas, no te las llevarías a casa, ni las encerrarías en un tarro, ni tampoco las disecarías para clavarlas en algún expositor. Si las amaras, las dejarías en libertad y te preocuparías de que nadie hiciera con ellas lo que tú haces. Tú no las amas a ellas, solo te amas a ti mismo. Te sientes bien cuando las posees, pero te da igual lo que ellas quieran. ¡Eso no es amor! Es lo contrario al amor, porque el amor es anteponer la felicidad de lo que amas por encima de tu propio interés. Dices ser su amante, pero en realidad eres un asesino de mariposas.

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