Nuestra mente y nuestro cuerpo están estrechamente
relacionados.
Nuestros movimientos y actitudes corporales
influyen sobre nuestras emociones y estados de ánimo.
El solo hecho de detenernos por un momento y
respirar lenta y profundamente apenas un par de veces, es suficiente para
aquietar nuestros pensamientos y serenar nuestra mente.
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