Trata de volverte niño, simple inocente, generoso, dador, con capacidad de
asombro y capacidad de conmoverte ante la maravilla de sentirte humano.
Para que puedas conocer el amor, puedas sentir una lágrima, puedas comprender
el dolor.
No te olvides que eres un milagro.
Que
te quiero feliz, con misericordia, con piedad, para que este mundo que
transitas pueda acostumbrarse a reír, siempre que tú aprendas a reír.
Y
si eres un milagro, entonces usa tus dones y cambia tu medio ambiente,
contagiando esperanza y optimismo sin temor, porque lo más grande es la
capacidad de ver con los ojos y sentir como un niño.
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