Ese
es el peligro, sobre el cual no puede prevenirse lo bastante, y que también
Wilhelm sintió claramente.
La
Europa espiritual no es ayudada con una nueva sensación o un nuevo cosquilleo
de los nervios.
No
podemos robar lo que China edificó en miles de años.
Para
poseer, debemos más bien aprender a adquirir.
Lo
que Oriente tiene para darnos, ha de ser para nosotros simple ayuda para una
labor que todavía tenemos que realizar.
¿De
qué nos sirve la sabiduría de los Upanishads, de qué las penetrantes
percepciones del yoga chino, cuando abandonamos nuestros propios cimientos como
errores anticuados y nos establecemos furtivamente sobre costas extranjeras
como piratas sin patria...
Carl Gustav Jung
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