Un viejo maestro se levantó una mañana con ganas de complicarle el día a sus discípulos.
Luego de la meditación temprana, les dijo
-Hoy deberán crear una flor. Esta es una tarea importante en su práctica.
Los discípulos lo miraron extrañados.
Mantuvieron el silencio, pensativos.
El monje agregó:
-Quien cree una flor, deberá comunicármelo y será recompensado.
Los discípulos asintieron en silencio y se dispusieron a realizar sus tareas.
Luego de la meditación temprana, les dijo
-Hoy deberán crear una flor. Esta es una tarea importante en su práctica.
Los discípulos lo miraron extrañados.
Mantuvieron el silencio, pensativos.
El monje agregó:
-Quien cree una flor, deberá comunicármelo y será recompensado.
Los discípulos asintieron en silencio y se dispusieron a realizar sus tareas.
Durante el transcurso del día, el maestro caminaba preguntando a uno y otro discípulo:
-¿Haz creado ya la flor?
Todas las respuestas eran negativas.
Ninguno de los jóvenes sabía como crear una flor.
Uno de ello, hizo una flor con barro.
El maestro dijo:
-Eso es barro, no flor.
Otro, dibujó una flor en las piedras de piso del templo.
El maestro dijo:
-Eso es piedra y tiza, no flor.
Luego de la última meditación del día, el maestro preguntó nuevamente:
-¿Alguien ha creado la flor?
Uno de sus discípulos más joven levantó la mano tímidamente y dijo:
-Si maestro, yo he creado una flor.
-¿Cómo haz hecho?
Preguntó el Maestro.
-He pensado en ella.
-¿Haz creado ya la flor?
Todas las respuestas eran negativas.
Ninguno de los jóvenes sabía como crear una flor.
Uno de ello, hizo una flor con barro.
El maestro dijo:
-Eso es barro, no flor.
Otro, dibujó una flor en las piedras de piso del templo.
El maestro dijo:
-Eso es piedra y tiza, no flor.
Luego de la última meditación del día, el maestro preguntó nuevamente:
-¿Alguien ha creado la flor?
Uno de sus discípulos más joven levantó la mano tímidamente y dijo:
-Si maestro, yo he creado una flor.
-¿Cómo haz hecho?
Preguntó el Maestro.
-He pensado en ella.
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