miércoles, 3 de febrero de 2016

Apego, Kok – Uhga


El problema empieza cuando tomas sentido de pertenencia.
Nada te pertenece.
Incluso tu propia vida.
Estás destinado a servir, vivir, ser, estar.
Más no poseer.
Disfrutas del viento, el agua, el fuego, el amor, la risa, el sabor, la textura, la compañía. Más no te pertenece.
Estás aquí para disfrutarlo, pero no es tuyo.
No lleva tu nombre y aunque lo llevara no te garantiza sentido de pertenencia.
Debes aprender a ser uno.

Uno solo.
Uno en un mundo.
Uno que en compañía y en soledad es feliz.
Uno que vino a aprender.
Uno que vino a soñar, que vino a tener para dar.
Y cuando da se transforma en un todo, pero nunca deja de ser uno.

Cuando empiezas a querer poseer y te hace feliz que sea tuyo.
Cuando piensas que por ley te corresponde, que ese alguien o algo te pertenece.

Desde ese momento pierdes la libertad y la tranquilidad de tu ser.
Pues un ser posesivo es el fiel reflejo de un Alma vacía e insegura.

Da, deja, suelta, desapega, despide, olvida, comparte, aléjate, libera...




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