lunes, 30 de junio de 2014

No Es Mi Circo


Cada vez que te sientas arrastrado hacia las tonterias de otras personas, repite estas palabras:

NO ES MI CIRCO.
NO SON MIS MONOS.

Proverbio Polaco

Los Problemas Son Como Un Martillo


Los problemas son como un martillo.
Si somos de vidrio nos rompe, 
pero si somos de hierro nos forma.

Qué Difícil Es Convencer


Cuentan que cierto maestro sufí, estando en su lecho de muerte, se le acercó uno de sus discípulos más queridos y, muy apenado, le preguntó:

- Baba, antes de reunirte con nuestro Señor, dime, por favor, ¿qué ha sido lo más difícil que has encontrado en esta vida? 
El maestro, mirándolo fijamente, contestó: 

- Lo más difícil de mi vida ha sido hacer comprender a la gente que Dios es Uno, y que sólo Él merece ser adorado. Que no hay santos, ni ángeles, ni profetas, ni hijos, ni potencias, ni espíritus, ni guías, ni maestros... Que sólo existe Él, sin intermediarios, sin nadie más. Dios es el Solo, el más Digno de alabanza 

– Pero, maestro - replicó el muchacho - entonces, ¿los ángeles, los profetas, los santos…? 

– Ves, hijo mío - contestó el anciano con lágrimas en los ojos – Cuán difícil es esta tarea que ni siquiera a mis discípulos más cercanos he conseguido convencer.

domingo, 29 de junio de 2014

Unidad


Nada jamás tuvo principio.
Toda creación es aparente, 
es el efecto producido por el constante cambio de todas las cosas.
El constante cambio de todas las cosas no se detiene.
Sin embargo tras esa diversidad hay una unidad.
Todo parece separado, pero en su realidad Ultima, 
tiene como esencia el Uno.
Meditar en el Uno.

Resumir lo plural y aparente a la Unidad es tarea del hombre sabio.


Stomp Out Loud - Kitchen


Stomp Out Loud

Kitchen


Eres Un Ser Humano


Caes, te levantas, cometes errores, vives, aprendes. 
Eres un ser humano, no eres perfecto.
Has sido herido, pero estás vivo
Piensa en el privilegio que es, estar vivo
respirar, pensar, disfrutar, perseguir las cosas que amas… 
A veces hay tristeza en el viaje, pero también hay un montón de belleza.
Debemos seguir poniendo un pie delante del otro, incluso cuando duela,
porque no sabemos lo que nos espera a la vuelta de la esquina.



sábado, 28 de junio de 2014

Todo Pasa Por Una Razón


Algún día todo tendrá sentido.
Por ahora, ríete ante la confusión, 
Sonríe a través de las lágrimas y
Síguete recordando que todo 
Pasa por una razón.

Pensamientos De Un Maestro De Verdad


Tu espíritu es el verdadero escudo.
El fracaso es la clave del éxito. 

Cada error nos enseña algo.
El progreso llega a aquellos que se adiestran ininterrumpidamente.
No encares este mundo con temor y rechazo. 

Afronta con valor todo lo que los dioses te ofrecen.
Herir a un oponente es herirte a ti mismo. 

El arte de la paz es controlar la agresión sin producir daños.
El verdadero guerrero es invencible porque no lucha con nadie. 

Vencer significa derrotar la idea de disputa que albergamos en nuestra mente.
Hasta el más poderoso de los seres humanos tiene una esfera de fuerza limitada. 

Sácalo de esa esfera y atráelo a la tuya; su fuerza se disipará.
En situaciones extremas, el universo entero se transforma en nuestro enemigo; en momentos tan críticos, la unidad de mente y técnica es esencial: ¡No permitas que tu corazón titubee!
Tan pronto como te ocupas del "bien" y el "mal" de tus semejantes, creas una abertura en tu corazón por la que entra la malicia. 

Examinar, competir y criticar a otros te debilita y te derrota.
Tu corazón está lleno de semillas fértiles esperando brotar. 

Del mismo modo que una flor de loto surge del lodo para florecer en todo su esplendor, la interacción de la respiración cósmica hace florecer el espíritu para que dé fruto en este mundo.
Cuando la concentración impregna la mente y el cuerpo, el poder de la respiración se vuelve uno con el universo, extendiéndose suave y naturalmente hasta el límite absoluto, pero, a la vez, la persona se hace cada vez más autocontenida e independiente.




MORIHEI UESHIBA



Música Sufi - Poemas de Rumi




Bailes Regionales - GIFMANIA



Música Sufi 


 Poemas de Rumi





"En la aurora del amor eterno
las almas vuelan fuera de los cuerpos

y el hombre alcanza el estado de percepción
en el que con cada respiración
puede ver y tocar
sin ojos y sin manos."

"Si pudieses liberarte, 
por una vez de ti mismo,
el secreto de los secretos
se abriría a ti.
El rostro de lo desconocido,
oculto más allá del universo,
aparecería en el 
espejo de la percepción."

"¡Oh, razón! Márchate.
Aquí no hay ningún sabio.
Aunque te hicieses tan pequeña como un cabello, 
no hay sitio para ti.
Ya es de día.
Cualquier candela que enciendas
pasaría vergüenza ante la luz del sol."


"Cuando mi ser esencial se hizo
un océano de universo
brillaban todas las partículas
de mi cuerpo.
Cuando ardía como una vela 
lo mismo que el Amor,
todo el pasado, presente y futuro
se hizo Tiempo Absoluto."

"Soy un alma que ha tenido
cien mil cuerpos;
pero no puedo hablar de ello.
¿Qué puedo hacer?
Tengo la lengua atada.
He visto miles de personas que todas eran yo;
pero entre ellas no he encontrado
ninguna como yo."

"Tú eres el secreto del secreto de Dios.
Tú eres el espejo de la belleza divina.
Todo lo del universo está dentro de ti.
Pregúntate todo a ti mismo,
el que estás buscando es también Tú."


"No estás hecho de agua y tierra,
no eres de este universo giratorio.
El cuerpo es un río
y el alma es el agua de la vida que corre por él;
pero, donde estás, 
no eres consciente de nada de eso."

"El químico secreto mezcló la tierra
con la sustancia divina.
El hombre vino a la existencia.
Cuando se rompe el secreto Divino, 
la tierra vuelve a la tierra.
La sustancia va a la Divinidad."



viernes, 27 de junio de 2014

Hasta El Más...


Hasta el más ignorante tiene algo que enseñarte.

Hasta el más sabio puede aprender algo de ti.


Actúa Como El Agua


El Guerrero de la Luz a veces actúa como el agua, y fluye entre los obstáculos que encuentra. 

En ciertos momentos, resistir significa ser destruido; entonces, él se adapta a las circunstancias. 

Acepta sin protestar que las piedras del camino tracen su rumbo a través de las montañas. 


En esto reside la fuerza del agua; jamás puede ser quebrada por un martillo, ni herida por un cuchillo; la más poderosa espada del mundo es incapaz de dejar una cicatriz sobre su superficie. 


El agua de un río se adapta al camino más factible, sin olvidar su objetivo: el mar. 


Frágil en su nacimiento, lentamente va adquiriendo la fuerza de los otros ríos que encuentra. 


Y a partir de un determinado momento, su poder es total.

Paulo Coelho


Cuánta Tierra Necesita Un Hombre

Hombre cavando la tierra

Erase una vez un campesino llamado Pajom, que había trabajado dura y honestamente para su familia, pero que no tenía tierras propias, así que siempre permanecía en la pobreza.

"Ocupados como estamos desde la niñez trabajando la madre tierra —pensaba a menudo— los campesinos siempre debemos morir como vivimos, sin nada propio. Las cosas serían diferentes si tuviéramos nuestra propia tierra."

Ahora bien, cerca de la aldea de Pajom vivía una dama, una pequeña terrateniente, que poseía una finca de ciento cincuenta hectáreas.

Un invierno se difundió la noticia de que esta dama iba a vender sus tierras.

Pajom oyó que un vecino suyo compraría veinticinco hectáreas y que la dama había consentido en aceptar la mitad en efectivo y esperar un año por la otra mitad.

"Qué te parece —pensó Pajom— Esa tierra se vende, y yo no obtendré nada."

Así que decidió hablar con su esposa.

—Otras personas están comprando, y nosotros también debemos comprar unas diez hectáreas. La vida se vuelve imposible sin poseer tierras propias.

Se pusieron a pensar y calcularon cuánto podrían comprar.

Tenían ahorrados cien rublos.

Vendieron un potrillo y la mitad de sus abejas; contrataron a uno de sus hijos como peón y pidieron anticipos sobre la paga.

Pidieron prestado el resto a un cuñado, y así juntaron la mitad del dinero de la compra.

Después de eso, Pajom escogió una parcela de veinte hectáreas, donde había bosques, fue a ver a la dama e hizo la compra.

Así que ahora Pajom tenía su propia tierra.

Pidió semilla prestada, y la sembró, y obtuvo una buena cosecha.

Al cabo de un año había logrado saldar sus deudas con la dama y su cuñado.

Así se convirtió en terrateniente, y talaba sus propios árboles, y alimentaba su ganado en sus propios pastos.

Cuando salía a arar los campos, o a mirar sus mieses o sus prados, el corazón se le llenaba de alegría.

La hierba que crecía allí y las flores que florecían allí le parecían diferentes de las de otras partes.

Antes, cuando cruzaba esa tierra, le parecía igual a cualquier otra, pero ahora le parecía muy distinta.

Un día Pajom estaba sentado en su casa cuando un viajero se detuvo ante su casa.

Pajom le preguntó de dónde venía, y el forastero respondió que venía de allende el Volga, donde había estado trabajando.

Una palabra llevó a la otra, y el hombre comentó que había muchas tierras en venta por allá, y que muchos estaban viajando para comprarlas.

Las tierras eran tan fértiles, aseguró, que el centeno era alto como un caballo, y tan tupido que cinco cortes de guadaña formaban una gavilla.

Comentó que un campesino había trabajado sólo con sus manos, y ahora tenía seis caballos y dos vacas.

El corazón de Pajom se colmó de anhelo.

"¿Por qué he de sufrir en este agujero —pensó— si se vive tan bien en otras partes? Venderé mi tierra y mi finca, y con el dinero comenzaré allá de nuevo y tendré todo nuevo".

Pajom vendió su tierra, su casa y su ganado, con buenas ganancias, y se mudó con su familia a su nueva propiedad.

Todo lo que había dicho el campesino era cierto, y Pajom estaba en mucha mejor posición que antes.

Compró muchas tierras arables y pasturas, y pudo tener las cabezas de ganado que deseaba.

Al principio, en el ajetreo de la mudanza y la construcción, Pajom se sentía complacido, pero cuando se habituó comenzó a pensar que tampoco aquí estaba satisfecho.

Quería sembrar más trigo, pero no tenía tierras suficientes para ello, así que arrendó más tierras por tres años.

Fueron buenas temporadas y hubo buenas cosechas, así que Pajom ahorró dinero.

Podría haber seguido viviendo cómodamente, pero se cansó de arrendar tierras ajenas todos los años, y de sufrir privaciones para ahorrar el dinero.

"Si todas estas tierras fueran mías —pensó—, sería independiente y no sufriría estas incomodidades."

Un día un vendedor de bienes raíces que pasaba le comentó que acababa de regresar de la lejana tierra de los baskires, donde había comprado seiscientas hectáreas por sólo mil rublos.

—Sólo debes hacerte amigo de los jefes —dijo— Yo regalé como cien rublos en vestidos y alfombras, además de una caja de té, y di vino a quienes lo bebían, y obtuve la tierra por una bicoca.

"Vaya —pensó Pajom—, allá puedo tener diez veces más tierras de las que poseo. Debo probar suerte."

Pajom encomendó a su familia el cuidado de la finca y emprendió el viaje, llevando consigo a su criado.

Pararon en una ciudad y compraron una caja de té, vino y otros regalos, como el vendedor les había aconsejado.

Continuaron viaje hasta recorrer más de quinientos kilómetros, y el séptimo día llegaron a un lugar donde los baskires habían instalado sus tiendas.

En cuanto vieron a Pajom, salieron de las tiendas y se reunieron en torno al visitante.

Le dieron té y kumis, y sacrificaron una oveja y le dieron de comer.

Pajom sacó presentes de su carromato y los distribuyó, y les dijo que venía en busca de tierras.

Los baskires parecieron muy satisfechos y le dijeron que debía hablar con el jefe.

Lo mandaron a buscar y le explicaron a qué había ido Pajom.

El jefe escuchó un rato, pidió silencio con un gesto y le dijo a Pajom:

—De acuerdo. Escoge la tierra que te plazca. Tenemos tierras en abundancia.

—¿Y cuál será el precio? —preguntó Pajom.

—Nuestro precio es siempre el mismo: mil rublos por día.

Pajom no comprendió.

—¿Un día? ¿Qué medida es ésa? ¿Cuántas hectáreas son?

—No sabemos calcularlo —dijo el jefe—. La vendemos por día. Todo lo que puedas recorrer a pie en un día es tuyo, y el precio es mil rublos por día.

Pajom quedó sorprendido.

—Pero en un día se puede recorrer una vasta extensión de tierra —dijo.

El jefe se echó a reír.

—¡Será toda tuya! Pero con una condición. Si no regresas el mismo día al lugar donde comenzaste, pierdes el dinero.

—¿Pero cómo debo señalar el camino que he seguido?

—Iremos a cualquier lugar que gustes, y nos quedaremos allí. Puedes comenzar desde ese sitio y emprender tu viaje, llevando una azada contigo. Donde lo consideres necesario, deja una marca. En cada giro, cava un pozo y apila la tierra; luego iremos con un arado de pozo en pozo. Puedes hacer el recorrido que desees, pero antes que se ponga el sol debes regresar al sitio de donde partiste. Toda la tierra que cubras será tuya.

Pajom estaba alborozado.

Decidió comenzar por la mañana.

Charlaron, bebieron más kumis, comieron más oveja y bebieron más té, y así llegó la noche.

Le dieron a Pajom una cama de edredón, y los baskires se dispersaron, prometiendo reunirse a la mañana siguiente al romper el alba y viajar al punto convenido antes del amanecer.

Pajom se quedó acostado, pero no pudo dormirse.

No dejaba de pensar en su tierra.

"¡Qué gran extensión marcaré! —pensó—. Puedo andar fácilmente cincuenta kilómetros por día. Los días ahora son largos, y un recorrido de cincuenta kilómetros representará gran cantidad de tierra. Venderé las tierras más áridas, o las dejaré a los campesinos, pero yo escogeré la mejor y la trabajaré. Compraré dos yuntas de bueyes y contrataré dos peones más. Unas noventa hectáreas destinaré a la siembra y en el resto criaré ganado."

Por la puerta abierta vio que estaba rompiendo el alba.

—Es hora de despertarlos —se dijo—. Debemos ponernos en marcha.

Se levantó, despertó al criado (que dormía en el carromato), le ordenó uncir los caballos y fue a despertar a los baskires.

—Es hora de ir a la estepa para medir las tierras —dijo.

Los baskires se levantaron y se reunieron, y también acudió el jefe.

Se pusieron a beber más kumis, y ofrecieron a Pajom un poco de té, pero él no quería esperar.

—Si hemos de ir, vayamos de una vez. Ya es hora.

Los baskires se prepararon y todos se pusieron en marcha, algunos a caballo, otros en carros.

Pajom iba en su carromato con el criado, y llevaba una azada.

Cuando llegaron a la estepa, el cielo de la mañana estaba rojo.

Subieron una loma y, apeándose de carros y caballos, se reunieron en un sitio.

El jefe se acercó a Pajom y extendió el brazo hacia la planicie.

—Todo esto, hasta donde llega la mirada, es nuestro. Puedes tomar lo que gustes.

A Pajom le relucieron los ojos, pues era toda tierra virgen, chata como la palma de la mano y negra como semilla de amapola, y en las hondonadas crecían altos pastizales.

El jefe se quitó la gorra de piel de zorro, la apoyó en el suelo y dijo:

—Ésta será la marca. Empieza aquí y regresa aquí. Toda la tierra que rodees será tuya.

Pajom sacó el dinero y lo puso en la gorra.

Luego se quitó el abrigo, quedándose con su chaquetón sin mangas.

Se aflojó el cinturón y lo sujetó con fuerza bajo el vientre, se puso un costal de pan en el pecho del jubón y, atando una botella de agua al cinturón, se subió la caña de las botas, empuñó la azada y se dispuso a partir.

Tardó un instante en decidir el rumbo.

Todas las direcciones eran tentadoras.

—No importa —dijo al fin—. Iré hacia el sol naciente.

Se volvió hacia el este, se desperezó y aguardó a que el sol asomara sobre el horizonte.

"No debo perder tiempo —pensó—, pues es más fácil caminar mientras todavía está fresco."

Los rayos del sol no acababan de chispear sobre el horizonte cuando Pajom, azada al hombro, se internó en la estepa.

Pajom caminaba a paso moderado.

Tras avanzar mil metros se detuvo, cavó un pozo y apiló terrones de hierba para hacerlo más visible.

Luego continuó, y ahora que había vencido el entumecimiento apuró el paso.

Al cabo de un rato cavó otro pozo.

Miró hacia atrás.

La loma se veía claramente a la luz del sol, con la gente encima, y las relucientes llantas de las ruedas del carromato.

Pajom calculó que había caminado cinco kilómetros.

Estaba más cálido; se quitó el chaquetón, se lo echó al hombro y continuó la marcha.

Ahora hacía más calor; miró el sol; era hora de pensar en el desayuno.

—He recorrido el primer tramo, pero hay cuatro en un día, y todavía es demasiado pronto para virar. Pero me quitaré las botas —se dijo.

Se sentó, se quitó las botas, se las metió en el cinturón y reanudó la marcha. Ahora caminaba con soltura.

"Seguiré otros cinco kilómetros —pensó—, y luego giraré a la izquierda. Este lugar es tan promisorio que sería una pena perderlo. Cuanto más avanzo, mejor parece la tierra."

Siguió derecho por un tiempo, y cuando miró en torno, la loma era apenas visible y las personas parecían hormigas, y apenas se veía un destello bajo el sol.

"Ah —pensó Pajom—, he avanzado bastante en esta dirección, es hora de girar. Además estoy sudando, y muy sediento."

Se detuvo, cavó un gran pozo y apiló hierba.

Bebió un sorbo de agua y giró a la izquierda.

Continuó la marcha, y la hierba era alta, y hacía mucho calor.

Pajom comenzó a cansarse. Miró el sol y vio que era mediodía.

"Bien —pensó—, debo descansar."

Se sentó, comió pan y bebió agua, pero no se acostó, temiendo quedarse dormido.

Después de estar un rato sentado, siguió andando.

Al principio caminaba sin dificultad, y sentía sueño, pero continuó, pensando:

"Una hora de sufrimiento, una vida para disfrutarlo".

Avanzó un largo trecho en esa dirección, y ya iba a girar de nuevo a la izquierda cuando vio un fecundo valle.

"Sería una pena excluir ese terreno —pensó—. El lino crecería bien aquí."

Así que rodeó el valle y cavó un pozo del otro lado antes de girar.

Pajom miró hacia la loma.

El aire estaba brumoso y trémulo con el calor, y a través de la bruma apenas se veía a la gente de la loma.

"¡Ah! —pensó Pajom—. Los lados son demasiado largos. Este debe ser más corto."

Y siguió a lo largo del tercer lado, apurando el paso.

Miró el sol.

Estaba a mitad de camino del horizonte, y Pajom aún no había recorrido tres kilómetros del tercer lado del cuadrado.

Aún estaba a quince kilómetros de su meta.

"No —pensó—, aunque mis tierras queden irregulares, ahora debo volver en línea recta. Podría alejarme demasiado, y ya tengo gran cantidad de tierra".

Pajom cavó un pozo de prisa.

Echó a andar hacia la loma, pero con dificultad.

Estaba agotado por el calor, tenía cortes y magulladuras en los pies descalzos, le flaqueaban las piernas.

Ansiaba descansar, pero era imposible si deseaba llegar antes del poniente.

El sol no espera a nadie, y se hundía cada vez más.

"Cielos —pensó—, si no hubiera cometido el error de querer demasiado. ¿Qué pasará si llego tarde?"

Miró hacia la loma y hacia el sol. Aún estaba lejos de su meta, y el sol se aproximaba al horizonte.

Pajom siguió caminando, con mucha dificultad, pero cada vez más rápido.

Apuró el paso, pero todavía estaba lejos del lugar.

Echó a correr, arrojó la chaqueta, las botas, la botella y la gorra, y conservó sólo la azada que usaba como bastón.

"Ay de mí. He deseado mucho, y lo eché todo a perder.

Tengo que llegar antes de que se ponga el sol."

El temor le quitaba el aliento.

Pajom siguió corriendo, y la camisa y los pantalones empapados se le pegaban a la piel, y tenía la boca reseca.

Su pecho jadeaba como un fuelle, su corazón batía como un martillo, sus piernas cedían como si no le pertenecieran.

Pajom estaba abrumado por el terror de morir de agotamiento.

Aunque temía la muerte, no podía detenerse.

"Después que he corrido tanto, me considerarán un tonto si me detengo ahora", pensó.

Y siguió corriendo, y al acercarse oyó que los baskires gritaban y aullaban, y esos gritos le inflamaron aún más el corazón.

Juntó sus últimas fuerzas y siguió corriendo.

El hinchado y brumoso sol casi rozaba el horizonte, rojo como la sangre.

Estaba muy bajo, pero Pajom estaba muy cerca de su meta.

Podía ver a la gente de la loma, agitando los brazos para que se diera prisa.

Veía la gorra de piel de zorro en el suelo, y el dinero, y al jefe sentado en el suelo, riendo a carcajadas.

"Hay tierras en abundancia —pensó—, ¿pero me dejará Dios vivir en ellas? ¡He perdido la vida, he perdido la vida! ¡Nunca llegaré a ese lugar!"

Pajom miró el sol, que ya desaparecía, ya era devorado.

Con el resto de sus fuerzas apuró el paso, encorvando el cuerpo de tal modo que sus piernas apenas podían sostenerlo.

Cuando llegó a la loma, de pronto oscureció.

Miró el cielo.

¡El sol se había puesto! Pajom dio un alarido.

"Todo mi esfuerzo ha sido en vano", pensó, y ya iba a detenerse, pero oyó que los baskires aún gritaban, y recordó que aunque para él, desde abajo, parecía que el sol se había puesto, desde la loma aún podían verlo.

Aspiró una buena bocanada de aire y corrió cuesta arriba.

Allí aún había luz. Llegó a la cima y vio la gorra.

Delante de ella el jefe se reía a carcajadas.

Pajom soltó un grito.

Se le aflojaron las piernas, cayó de bruces y tomó la gorra con las manos.

—¡Vaya, qué sujeto tan admirable! —exclamó el jefe—. ¡Ha ganado muchas tierras!

El criado de Pajom se acercó corriendo y trató de levantarlo, pero vio que le salía sangre de la boca. ¡Pajom estaba muerto!

Los baskires chasquearon la lengua para demostrar su piedad.

Su criado empuñó la azada y cavó una tumba en la que Pajom cupiera, y allí lo sepultó.

Dos metros de tierra, de la cabeza a los pies, era todo lo que necesitaba.

Un cuento de León Tolstoi



jueves, 26 de junio de 2014

Cree En Tu Camino


El guerrero que cree en su camino,
no necesita demostrar que el otro,
esta equivocado.


Hoy Dejaré De Esforzarme



No siempre tenemos claro qué estamos experimentando, o por qué. 
En medio de la pena, de la transición, de la transformación, del aprendizaje, de la curación, o de la disciplina, es difícil tener
una perspectiva.
Eso es porque aún no hemos aprendido la lección. 
Estamos en medio de ella. El don de la claridad aún no ha llegado.
Nuestra necesidad de control se puede manifestar como una necesidad de saber exactamente qué está sucediendo.
No siempre podemos saberlo. 
A veces necesitamos dejarnos ser y confiar en que la claridad vendrá después, en retrospectiva.
Si estamos confundidos, así es como se supone que debemos estar. 
La confusión es temporal. 
Luego veremos. 
La lección, el propósito, se revelará, a su tiempo, a su propio tiempo.
Todo tendrá perfecto sentido, después.
Hoy dejaré de esforzarme en saber lo que no sé, en ver lo que no puedo ver, en entender lo que aún no entiendo. 
Confiaré en que es suficiente ser, y dejaré ir mi necesidad de averiguar las cosas.

Autor Desconocido

Camina Lento...



Camina lento... no te apresures, 
que al único lugar a donde tienes que llegar es a ti mismo.


miércoles, 25 de junio de 2014

La Vida Es...


La vida es una sucesión de arrepentimientos, 
de capitalizar sucesos, aprender, desaprender 
y seguir adelante.


Me Merezco...


Me merezco todo lo bueno.
No algo, no un poquito, sino todo lo bueno.
Ahora dejo atrás todos los pensamientos negativos y restrictivos.
Me libero y me olvido de todas las limitaciones de mis padres.
Los amo y voy más allá de ellos.
No soy sus opiniones negativas, ni sus creencias limitadoras.
No me ata ningún miedo ni prejuicios de la sociedad en que vivo.
Ya no me identifico con ningún tipo de limitación.
En mi mente, tengo libertad absoluta.
Ahora entro a un nuevo espacio en la conciencia, en donde me veo de forma diferente.
Estoy creando nuevos pensamientos acerca de mi ser y de mi vida.
Mi nueva forma de pensar nace de nuevas experiencias.
Ahora sé y afirmo que formo una unidad con el Próspero Poder del Universo.
Y por lo tanto, recibo multitud de bienes.
La totalidad de las posibilidades se encuentra ante mí.
Merezco la vida, una buena vida.
Merezco el amor, abundante amor.
Merezco la salud.
Merezco vivir cómodamente y prosperar.
Merezco la alegría y la felicidad.
Merezco la independencia, la libertad de ser todo lo que puedo ser.
Merezco mucho más que todo eso.

Merezco todo lo bueno.

El Universo está más que dispuesto a manifestar mis nuevas creencias.
Y yo acepto la abundancia de esta vida con alegría, placer y gratitud.

Porque me la merezco, la acepto y sé que es verdad.

 

Autor desconocido


de agua animado azul imagen


Oye Como Va

Oye como va. El gordo y el flaco. genios from oskie delfino on Vimeo.

Oye como va. 

El gordo y el flaco.

Santana 

Genios


Alguien (desconozco su autor), juntó en este video a tres genios.
Stan Laurel y Oliver Hardy genios de la comedia y Carlos Santana genio de la música en esta fusión.

martes, 24 de junio de 2014

Anima A Los Demás


Dijo el discípulo al maestro
-Maestro, me siento desanimado.
¿Qué puedo hacer para recuperar el ánimo?

Y el Maestro le respondió
Anima a los demás.


La Perfección No Se Alcanza


La perfección no se alcanza cuando no hay más nada que añadir, 
sino cuando no hay nada más que quitar.


Ser El Momento

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Oh maestro, ¿qué es la meditación sufí?

- Pues verás, hijo mío, la meditación sufí es el arte de atrapar el momento. Y una vez atrapado, vaciarse en el momento y ser el momento.

- Oh maestro, ¿pero qué podemos hacer para atrapar ese instante que pasa tan deprisa? 

- Hijo mío, para detener el tiempo, primero debemos purificar nuestros corazones. El lugar del alma, dentro del cuerpo, es el pecho. 
Esa alma, actuando movida por el Amor Divino, ya no reclama sus acciones como propias porque no se encuentra apartada de Él. 
Entonces ya no tiene prisa y descansa pacíficamente bajo la Presencia atenta de Quien nunca apartó Su Mirada de ti. 
Sólo entonces, el alma que se ha percatado así de la Misericordia de Quien Todo lo Abarca, puede vaciarse en el momento. 
Es por eso que a nosotros también se nos conoce como los Hijos del Instante, porque buscamos purificar nuestros corazones para fundirnos en un beso con la Eternidad. 
Un beso que solo dura un momento, pero un momento que es capaz de detener el tiempo. 



lunes, 23 de junio de 2014

Vale La Pena

A veces las cosas más difíciles de la vida,  son las que vale la pena hacer



Vale la pena cada espina, cada rosa, cada lágrima que riega lo que florecerá en sonrisa, porque la vida es maravillosa por ella misma; no importan las penas, no importa el desamor, porque pasa... todo pasa y el sol vuelve a brillar.
En esos momentos debemos tomar todo nuestro amor, nuestro coraje, nuestros sentimientos, nuestra fuerza y luchar por salir adelante.
Muchas veces nos hemos preguntado si vale la pena entusiasmarnos de nuevo, y sólo puedo contestar una cosa:
¡Hagamos que nuestra vida valga la pena!
Vale la pena sufrir, porque he aprendido a amar con todo el corazón.
Vale la pena entregar todo, porque cada sonrisa y lágrima son sinceras.
Vale la pena agachar la cabeza y bajar las manos, porque al levantarlas seré más fuerte de corazón.
Vale la pena una lágrima, porque es el filtro de mis sentimientos, a través de ella me reconozco frágil y me muestro tal cual soy.
Vale la pena cometer errores, porque me da mayor experiencia y objetividad.
Vale la pena volver a levantar la cabeza, porque una sola mirada puede llenar ese espacio vacío.
Vale la pena volver a sonreír, porque eso demuestra que he aprendido algo más.
Vale la pena acordarme de todas las cosas malas que me han pasado, porque ellas forjaron lo que soy el día de hoy.
Vale la pena voltear hacia atrás, porque así sé que he dejado huellas en los demás.
Vale la pena vivir, porque cada minuto que pasa es… 


Una Oportunidad De Volver A Empezar